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Finanzas personales: Desmintiendo 8 preconceptos que no te dejan avanzar

Los objetivos financieros son la clave para tomar el control de tus finanzas. Te contamos cómo alcanzarlos.

Cuando en Somosfin hablamos de “finanzas personales” lo hacemos poniendo un énfasis especial en la parte de “personal”. En realidad, el manejo del dinero tiene mucho más que ver con las personas que con la capacitación financiera.

Por eso, queremos compartir 8 preconceptos que suelen traer nuestros clientes a la hora de ordenar sus finanzas personales. Es probable que te identifiques con alguno, y para eso estamos aquí, para ayudarte a identificar esas trabas que te impiden avanzar y darle una nueva mirada a tus desafíos financieros para convertirlos en logros.

 

1. Las finanzas no son lo mío, no sé por dónde empezar

Esta es la pregunta más fácil y más difícil, pero si estás leyendo esto ya estás empezando, ¡felicitaciones!

Vayamos paso a paso. Lo primero que vas a hacer es un diagnóstico: Analizar tus gastos, tus ingresos y clasificarlos. Con esa visión de lo que haces regularmente ya podrás encontrar patrones que analizar y sobre los que tomar acción.

Identificar patrones te permitirá ser consciente de ellos y decidir si mantenerlos, modificarlos o eliminarlos. Esto puedes hacerlo en una hoja de papel, un grupo de whatsapp o, nuestro recomendado, en un presupuesto mensual (en Somosfin tenemos uno gratis que puedes utilizar para guiarte, descargalo aquí ).

Ves, empezar no es difícil, solo se trata de tomar acción.

 

2. Todos parecen saber de finanzas menos yo

El dinero y las finanzas dependen de muchas variables como salario, objetivos, responsabilidades, gastos, profesión, gustos, etc. Y si bien a la mayoría nos gusta “sentirnos parte” de un grupo u otro, en este caso no vale la pena compararse.

Lo más efectivo es enfocarnos en nuestra propia situación financiera y nuestros objetivos personales, porque no hay una fórmula mágica para el éxito financiero. Lo que funciona para una persona puede no funcionar para otra. Lo importante es encontrar un enfoque que se adapte a tu situación y objetivos específicos.

 

3. Quiero poner a trabajar el dinero

Malas noticias, el dinero no trabaja. ¿Acciones, bonos, ETFs, cuentas remuneradas? Nada de eso “hace trabajar” tu dinero. De hecho, el dinero no tiene vida. El que trabaja es uno, lo único que podemos hacer es ahorrarlo y decidir qué hacer con él.

Esto puede sonar desalentador, pero en realidad es una declaración de independencia y empoderamiento. No hay nada como tener control sobre el destino de nuestro dinero y ponerlo a disposición de nuestros objetivos. Entonces lo que proponemos es empezar por entender cómo invertir y luego hacerlo.

 

4. Quiero ahorrar para mi retiro, pero la veo muy difícil

Esto es música para nuestros oídos. La respuesta corta es organízate y ahorra para poder invertir. Para lograr un retiro satisfactorio hay 3 componentes fundamentales: Ahorro, tiempo, y objetivo. Decidir sobre los 3 es necesario para tener una meta clara (y alcanzable).

Y ahora es sencillo. Mientras más ahorro, mejor. Mientras más tiempo tenga, mejor. Mientras más grande sea mi objetivo, más complicado, pero alcanzable.

Recuerda que no todo lo que ahorres debe ir para tus objetivos más cercanos. Destinar una parte de tus ahorros a tu retiro no es sólo recomendable sino necesario, solo tienes que comenzar a ordenarte. Acá te dejamos acceso a una maravillosa calculadora para comenzar a calcular la inversión que necesitas hacer en tu retiro. Descárgala haciendo click aquí.

 

5. Tener mi propia casa es mejor que vivir alquilando

Existe en el inconsciente colectivo que los inmuebles son fuente de estabilidad y rentabilidad. Que siempre es más conveniente comprar una casa que alquilarla, porque el alquiler es “tirar dinero”, mientras que destinar eso a una hipoteca es mejor “porque nos capitalizamos”.

Esto no es cierto ni incorrecto. ¿Confuso? Los inmuebles son un activo (perdón Robert Kiyosaki), como cualquier otro. Tienen un precio de compra, un rendimiento, y un precio de venta. Al igual que un bono, una acción, o incluso ser dueño de una tienda.

La compra de la “casa propia” tiene un componente emocional, que también es importante a la hora de evaluar la idea. Lo que más nos engaña es lo difícil que es evaluar cada opción, ya que también hay que incluir los costos de una hipoteca, las tasas de interés, y muchas otras variables más. Lo cierto es que en muchos casos la primera pregunta que debemos respondernos es: ¿Quiero realmente una casa propia? Muchos se sorprenden con su respuesta.

 

6. Quiero vivir de rentas

No nos adelantemos. Ese caso, si bien es válido, aplica recién cuando tienes tu economía ordenada. Si tienes deudas que todavía no puedes pagar o no estás pudiendo ordenar para comenzar a ahorrar, deberás empezar por allí.

Si tienes todo “en regla”, empieza por definir el objetivo: ¿Cuánto necesitas para cubrir tus gastos esenciales y los extra para tener una vida cómoda? Con eso en mente, empiezas a invertir en un portfolio diversificado. Cuando generes ganancias, las reinviertes.

Si ya estás aquí y quieres saber cuándo puedes empezar a vivir de esos beneficios, la “regla del 4%” puede ser un concepto sencillo para entender qué tan cerca estás (aquí te dejamos un link explicativo). Pero recuerda, la paciencia es de las habilidades más importantes que necesita toda persona que quiere vivir de sus activos. Primero hay que generarlos para luego aprovecharlos. Disfruta el camino.

 

7. Pago mucho de alquiler

Es cierto que el alquiler suele ser el gasto fijo más grande de cada persona y por eso también suele ser una fuente de estrés. Mientras menos impacte en el total de tus ingresos, más disponibilidad tendrás para asumir imprevistos financieros, ahorrar o hasta gastar en gustos durante el mes.

Se recomienda que el costo mensual de tu alquiler no supere el 30% de tus ingresos mensuales. Pero esta no es una regla, claro está, dependiendo de cada situación las posibilidades cambian. La preguntas que deberías hacerte son: ¿Estás en el espacio que quieres? ¿Tienes posibilidades de conseguir un espacio similar (o mejor) por el mismo dinero?

 

8. Uso la tarjeta de crédito porque es financiación gratis y me da puntos

Bueno, lo cierto es que los bancos no “regalan” ni financiación ni puntos. Años de experiencia y datos permiten saber que las tarjetas de crédito generan más consumo, y por ende más comisiones (los bancos cobran una comisión a los comercios por el uso de tarjeta). También tienen muy estudiada la fracción de la clientela que no va a poder pagar su deuda en el tiempo establecido y van a ganar con los intereses.

Las tarjetas de crédito son una herramienta que te permite comprar cosas para las que no tienes dinero hoy PERO para usarlas de manera sana debes prever que ese dinero sí lo tendrás mañana. Cada vez que las usas asumes una deuda a pagar en un mes (o más).

Repite con nosotros, “si en un mes no voy a poder comprarlo sin tarjeta, no voy a comprarlo hoy”. Las tarjetas de crédito pueden ser grandes aliadas si quieres aprovechar los beneficios que te brindan o para compras inesperadas, pero se requiere una disciplina muy importante para capitalizar sus beneficios. Como decimos en Somosfin, “si hay duda, no hay duda”, no la uses.

 

Tomar las riendas de tu futuro financiero es más fácil de lo que parece. Recuerda, las finanzas personales son un viaje, no un destino. No te desanimes si hay errores en el camino, ¡lo importante es aprender y seguir avanzando!

 

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