Cuando una compra te lleva a otra (y otra...)
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Lo que fuiste a buscar al super está estratégicamente ubicado al lado de algo que no planebas comprar, pero que te puedes permitir, y de repente llenaste el carro. Hablemos del clásico gasto porque "ya que estabas".
Compras un sofá nuevo y, de repente, los almohadones viejos ya no combinan. Renuevas tu celular y ahora "necesitas" una funda más elegante, auriculares nuevos y quizá hasta un smartwatch. Todo comienza con una sola compra, pero el famoso "ya que estoy..." se encargó del resto.
Este pequeño pensamiento, tan inocente en apariencia, tiene nombre: el Efecto Diderot. Y si no lo controlamos, se convierte en primer impulsor del “para eso trabajo”.
¿Qué es el Efecto Diderot?
Te reirás, pero la historia comienza con una bata roja muy lujosa. En el siglo XVIII, el regalo que le hicieron al filósofo francés Denis Diderot desencadenó en una gran reflexión sobre la experiencia. Lo que sería solo una nueva adquisición a su guardarropa, terminó en un sinfín de compras para que todo el resto de su casa estuviera "a la altura"
Lo mismo nos pasa hoy: compras algo y, sin darte cuenta, empiezas a gastar más para que todo "combine", "esté a la altura" o simplemente "se vea mejor".
Cómo el Efecto Diderot sabotea tu ahorro
El problema no es comprar cosas nuevas, sino que te dejes llevar y una compra arrastre otras que no necesitas. Te suena…
- Compré un sillón nuevo y ahora “necesito” una lámpara que haga juego.
- Renové la ropa de gimnasio y, ya que estoy, compro una botella térmica, una toalla nueva y una suscripción premium a una app de entrenamientos.
- Cambié la mesa del comedor y ahora las sillas ya no combinan, tengo que conseguir nuevas.
Al final, lo que parece una sola compra se convierte en una serie de gastos encadenados que pueden desequilibrar tu presupuesto si no los planeas bien.
Cómo frenar el "Ya que Estoy..."
Si bien es fácil caer en esta trampa, hay formas de evitarlo:
- Date cuenta del patrón: Si después de comprar algo empiezas a sentir que "necesitas" más cosas para complementarlo, detente y analiza si es un deseo real o solo el Efecto Diderot actuando.
- Haz compras con intención: Antes de comprar, pregúntate si de verdad necesitas el producto o si solo te estás dejando llevar por el impulso.
- Pon un límite claro: Define un presupuesto y cúmplelo. Si compras un celular nuevo, por ejemplo, decide de antemano qué accesorios realmente necesitas y cuáles pueden esperar.
- Aprecia lo que ya tienes: En vez de pensar en lo que "te falta", mira a tu alrededor y valora lo que ya forma parte de tu vida.
El Efecto Diderot nos empuja a gastar más de lo necesario con la excusa de "ya que estoy en esto...". La próxima vez que sientas ese impulso, respira, piensa y decide con claridad. A veces, lo mejor que puedes hacer por tus finanzas es detenerte antes de dar el siguiente paso.
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